24/9/07

Gloria Gervitz (México, 1943)


Sh
ajarit (Fragmentos)

La memoria, donde se la toque, duele
Giorgios Seferis


El agua en su silencio de raíz
En su oscura lentitud de raíz
Se abre temblando

El día se bifurca
Los árboles se llenan de aire y de ruido
El cielo se hunde en la luz

Quedan las palabras

* *

En las migraciones de los claveles rojos donde revientan cantos de aves picudas
y se pudren las manzanas antes del desastre
Ahí donde las mujeres se palpan los senos y se tocan el sexo
en el sudor de los polvos de arroz y de la hora del té
Flujo de enredaderas a través de lo que siempre es lo mismo
Ciudades atravesadas por el pensamiento
Miércoles de ceniza. La vieja nana nos mira desde un haz de luz
Respiran estanques de sombras, llueve morados casi rojos
El calor abre sus fauces
Abajo, la luna se hunde en la calle
y una voz de negra, de negra triste, canta. Y crece
Incienso de gladiolas, barcas
Y tus dedos como moluscos tibios se pierden adentro de mí
Estamos en la fragilidad de la corteza del otoño
En el parque rectangular
en la canícula, cuando los colores claros son los más conmovedores
Después de Shajarit
olvidadas plegarias, ásperas
Nacen vientos levemente aclarados por la oración, bosques de pirules
Y mi abuela tocaba siempre la misma sonata
Una niña toma una nieve en la esquina de una calle soleada

[...]

Y mi abuela me dijo a la salida del cine
sueña que es hermoso el sueño de la vida, muchacha
Bajo el sauce inmerso en el verano sólo la impaciencia se demora
Dóciles nubes descienden hacia el silencio
El día se disipa en el aire caliente
Estalla el verde dentro del verde
Bajo el grifo de la bañera abro las piernas
El chorro de agua cae
El agua me penetra
Es la hora en que se abren las palabras del Zóhar
Quedan las preguntas de siempre
Me hundo más y más
La luz late desordenadamente
En el vértigo del Kol Nidrei antes de comenzar el gran ayuno
En los vapores azules de las sinagogas
Después y antes de Rosh Hashaná
En el color blanco de la lluvia en la Plaza del Carmen
mi abuela reza el rosario de las cinco
y al fondo precipitándose
el eco del Shofar abre el año
En las vertientes de las ausencias al noreste, en el estupor
desembocan las palabras, la saliva, los insomnios
y más hacia el este me masturbo pensando en ti
Los chillidos de las gaviotas. El amanecer. La espuma en el azoro del ala
El color y el tiempo de las buganvilias son para ti. El polen quedó en mis dedos
Apriétame. Madura la lluvia, tu olor
de violetas ácidas y afiebradas por el polvo
las palabras que no son más que una oración larga
una forma de locura después de la locura
Las jaulas donde se encierran los perfumes, las alegrías interminables
la voluptuosidad de nacer una vez y otra, éxtasis inmóvil
Muévete más. Más
Pido mucho. Eres más bella, más aterradora que la noche
Me dueles
Fotografías casi despintadas por la fermentación del silencio
Corredores abiertos
Tu respiración aplasta el verano

[...]

En los lavaderos del sueño desde donde se desprende ese vaho
de entrañas femeninas inconfundible y anchuroso
te dejo mi muerte íntegra, intacta
Toda mi muerte para ti
¿A quién se habla antes de morir? ¿dónde estás?
¿En qué parte de mí puedo inventarte?

[...]



De Migraciones, México: FCE, 2002.

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